sábado, 17 de septiembre de 2011

EL FRENTE UNICO-1921-1028

EL FRENTE UNICO


El Partido Comunista sostiene en este momento, en la difícil situación que conoce el proletariado italiano, la necesidad de la “unidad proletaria” y la proposición del “frente único” proletario para la acción contra la ofensiva económica y política de la clase capitalista.

Sin embargo, esta actitud, que es perfectamente coherente con los principios y con los métodos del partido y de la Internacional Comunista, no siempre es claramente comprendida por todos, ni siquiera por todos los militantes del Partido, y se le da a veces un sentido diferente del verdadero, que la deforma y la vuelve contradictoria con el conjunto armonioso de la táctica de nuestro Partido.

Para poder comprender bien esta cuestión, sin caer en interpretaciones y actitudes simplistas y peligrosas, basta remitirse a los fundamentos de nuestra concepción y de nuestro método de la acción proletaria.

El comunismo revolucionario se basa en la unidad de la lucha de emancipación de todos los explotados y, al mismo tiempo, en la organización estrictamente definida en partido político de la “parte” de los trabajadores que tienen una conciencia más clara de las condiciones de lucha y que son los más decididos a luchar por su objetivo revolucionario último, y que constituyen, por consiguiente, la vanguardia de la clase obrera.

Probaría que no ha comprendido nada de nuestro programa aquél que viera una contradicción entre el llamado a la unión de todos los trabajadores y el hecho de que se destaque una parte de ellos de los otros para constituirlos en un partido que tenga métodos diferentes de los de todos los otros partidos - incluso de los que se reclaman y se dicen revolucionarios -, ya que, en realidad, ambas cosas tienen exactamente el mismo origen.

Las primeras luchas que los trabajadores llevan a cabo contra la clase burguesa dominante son luchas de grupos más o menos numerosos por objetivos parciales e inmediatos.

El comunismo proclama la necesidad de unificar esas luchas en su desarrollo, de manera tal de darles un objetivo y un método común, y habla, por consiguiente, de unidad por encima de las diferentes categorías profesionales, por encima de las situaciones locales, de las fronteras nacionales, o de raza. Esta unidad no es una suma material de individuos, se obtiene a través de un desplazamiento de la orientación de la acción de todos los individuos y grupos, cuando éstos sienten que forman una clase, es decir, cuando sienten que tienen un objetivo y un programa común.

Comprendiendo en sus filas sólo a una parte de los trabajadores, el Partido representa sin embargo la unidad del proletariado, pues trabajadores de diferentes profesiones, localidades y nacionalidades, participan en él sobre el mismo plano, con los mismos objetivos y la misma regla de organización.

Una unión formal y de tipo federativo de sindicatos de categoría, o incluso una alianza de partidos políticos del proletariado, aunque reúnan efectivos superiores a los del Partido de clase, no permiten realizar el objetivo fundamental de la unión de todos los trabajadores, pues no tienen ni cohesión ni unidad de finalidades y de métodos.

Los comunistas afirman sin embargo que la organización sindical, primer estadio de la conciencia y de la práctica asociacionistas de los obreros, que - aunque sea local y parcialmente - los opone a los patrones, los encamina a la formación de una conciencia de clase, precisamente porque los reúne sobre la base común de su explotación económica y los acerca a aquellos que pertenecen a otras localidades o categorías sindicales; sólo un estadio ulterior de conciencia y de organización de las masas puede conducirlas al terreno de la lucha central contra el régimen actual. La organización sindical debe ser única, y es absurdo escindirla sobre la base de una diferencia de concepciones del programa de acción general del proletariado. Es absurdo preguntar al trabajador que se organiza para la defensa de sus intereses cuál es la visión general de la lucha proletaria, cuál es su opinión política. Puede no tener ninguna o bien tener una falsa, pero ello no lo torna incompatible con la acción sindical, de la cual sacará los elementos de su orientación futura. Es por esto que los comunistas, del mismo modo que están contra la escisión de los sindicatos cuando la mayoría de los adherentes o las astucias de los jefes oportunistas les dan una dirección poco revolucionaria, trabajan por la unificación de las organizaciones sindicales hoy divididas, y tienden a tener en cada país una única central sindical nacional.

Cualquiera que sea la influencia de los jefes oportunistas, la unidad sindical es un factor favorable a la difusión de la ideología y de la organización política revolucionaria, y es en el seno del sindicato único donde el Partido de clase recluta mejor y hace su mejor campaña contra los métodos de lucha erróneos que otros proponen a los proletarios.

Los comunistas italianos sostienen la unidad proletaria, porque están convencidos de que es en el seno de un organismo sindical único donde se realizará, con la mayor rapidez y éxito, el trabajo de orientación del proletariado hacia el programa político de la Internacional Comunista.

Mientras trabajan sobre el mismo plano que la Internacional Sindical Roja por la unificación de las organizaciones sindicales del proletariado italiano, los comunistas italianos sostienen con igual energía - incluso antes de que se llegara esa unidad organizativa contra la cual se oponen numerosos obstáculos - la necesidad de la acción de conjunto del proletariado en su totalidad, hoy que, frente a la ofensiva de los patrones, sus problemas económicos parciales se funden en un problema único: en el de la defensa común.

Una vez más los comunistas están convencidos de que mostrando a las masas que el objetivo es único y que única debe ser la táctica para poder hacer frente a la amenaza de reducción de los salarios, a la desocupación y a todas las otras manifestaciones de ofensiva antiobrera, se facilitará la tarea de demostrar que el proletariado debe tener un programa único de ofensiva revolucionaria contra el régimen capitalista, y que este programa es el que ha trazado la Internacional Comunista: a saber, la lucha dirigida por el partido político de clase contra el Estado burgués, por la dictadura del proletariado.

Del “frente único” del proletariado organizado sindicalmente contra la ofensiva burguesa surgirá el frente único del proletariado sobre el programa político del Partido Comunista, demostrándose en la acción y a través de la crítica incesante desarrollada por éste la insuficiencia de cualquier otro programa.

La unidad sindical y el frente único proletario contra la ofensiva actual de la burguesía son etapas que deberá recorrer el proletariado para entrenarse en la lucha, conforme a las lecciones de la historia, sobre la vía trazada por la vanguardia comunista.

El Partido Comunista sostiene la unidad sindical y el frente único proletario precisamente para hacer triunfar su propio programa, que es completamente distinto a todos los propuestos al proletariado, y para poner mejor en evidencia su crítica de las traiciones de la socialdemocracia y también de los errores sindicalistas y anarquistas.

Es un burdo error confundir la fórmula de la unificación sindical y del frente único con la de un bloque de partidos obreros, o con la de la dirección de la acción de las masas - en episodios circunstanciales o en movimientos generales - por comités nacidos de un compromiso entre partidos y corrientes políticas diferentes, como imaginar que implican una tregua por parte de los comunistas en su polémica contra los socialdemócratas y en su crítica de todo método de acción que haga perder al proletariado la clara visión del proceso revolucionario.

Sería ridículo que los comunistas italianos - como se ha hecho durante mucho tiempo en todas partes, aportando un perjuicio enorme a la preparación revolucionaria del proletariado - corriesen en toda ocasión, grande o pequeña, a inclinarse ante cualquier organismo, actitud, o finalidad que, según la fórmula ultrafilistea, se colocaría “por encima de los partidos”.

Los comunistas no “ocultan” jamás su partido, su militancia política, su disciplina inviolable. En ningún caso son cosas de las que deben ruborizarse, porque lo que las ha dictado no es el interés personal o una manía de “mafia” política, sino únicamente el bien de la causa proletaria; porque no son concesiones a exigencias inconfesables de “división” del proletariado, sino por el contrario el contenido mismo de la obra de unificación del proletariado en su esfuerzo de emancipación. Unidad sindical y frente único son el desarrollo lógico y no una forma oculta de arrepentimiento de los comunistas italianos respecto de su obra de constitución y refuerzo del arma de la lucha revolucionaria que es su partido, un partido severamente definido y delimitado en su doctrina, en sus métodos, en su disciplina organizativa, y que tiende a la unificación revolucionaria de la lucha del proletariado contra todas las desviaciones y todos los errores.

AMADEO BORDIGA

(Il Comunista, 28.X.1921)

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